19 feb 2013

IDENTIDAD DE LAS COSAS Y LOS DISCURSOS (齊物論)




El hombre se conforma a lo prefijado por su mente
 y lo toma por maestro.
 ¿Quién es el hombre extraordinario que se priva de ello?
¿O sólo el hombre que penetra la alternancia de las cosas lo toma por maestro?
 Así también el necio,
 cuando admite que afirmación y negación
 preceden a lo fijado por su mente.

 Tan ilógico como partir hoy para Yue y llegar ayer,
 o afirmar que es visible lo invisible.
 Y aunque ello fuera cierto,
 si ni siquiera Yu el divino podría entender ese misterio,
 ¡cómo iba a entenderlo yo!

La palabra no está hecha sólo de aire,
 la palabra tiene un decir,
 pero lo que dice no es nunca fijo.

 ¿En verdad existen las palabras?
 ¿En verdad se diferencian del piar de los pájaros?
¿Quién ha ensombrecido el Tao,
 distinguiendo la verdad de la mentira?
 ¿Quién ha confundido a las palabras
 distinguiendo afirmación de negación?
 ¿Dónde se encuentra el Tao ausente?
 ¿Dónde las palabras imposibles?
 Tras los mínimos acontecimientos
 el Tao se esconde.
 Tras su máximo esplendor
 las palabras se ocultan.


Los Capítulos Interiores de Zhuang Zi, Capítulo II, Madrid, Trotta, 1998. Trad. de Pilar González España y Jean Claude Pastor-Ferrer.  




Casi dos años sin actualizar es demasiado tiempo. Lo cierto es que no tengo muy claros los motivos de este silencio, los hay personales y profesionales, por supuesto, pero quizá, por encima de todo,  fuera el vértigo el que me hizo callar, ese vértigo tan familiar para muchos sinólogos incipientes desbordados por una  lengua y una cultura que, a menudo, nos ajustan las cuentas y nos recuerdan nuestra absoluta ignorancia. He leído y traducido mucho, unas veces por el puro placer de hacerlo; otras, por motivos académicos. En todo caso, y valga como mala justificación para los cuatro lectores que solían pasarse por este rincón, regreso más leído, con algunas lagunas cubiertas y ojalá que un poco menos ignorante.

En estos casi dos años, se han multiplicado los cursos de chino, los blogs dedicados a China y las conferencias sobre protocolo, fundamentales para aprender que al  magnate de Shenzhen que viene a sacar a su empresa de la ruina no se le debe estrujar la mano, palmearle la espalda  y, aún menos, regalarle un reloj de cuco o mencionarle el número 4, ya saben ustedes. Mo Yan ganó  el premio Nobel y me alegré tanto que estuve a punto de retomar el blog entonces. Xi Jinping es el nuevo secretario general del Comité Central del PCCh. China compite por la supremacía económica, energética, olímpica, etc…Y para demostrar que esto va en serio, se proponen  construir en sólo 90 días el rascacielos más alto del mundo en Hunan, la tierra de Mao. Asoma de nuevo la vieja paranoia occidental del terror amarillo, unas veces bajo la máscara de anónimos genios informáticos dispuestos a tumbar twitter o hackear los planes secretos del Pentágono;  otras, bajo el disfraz de la admiración con la que algunos nos felicitan por hablar chino, “la lengua del futuro”,  topicazo con el que conjuran sus pesadillas de un mundo controlado por China. Los amigos del fanzine 2000maníacos dedicaron un estupendo monográfico al peligro amarillo en la cultura popular. Les confieso que este blog no existiría sin aquellos Bo Xilai o Gao Ping del cómic y del cine que colmaron mi infancia de chinos más malos que la quina, luchadores mancos, karatecas locos y asesinos con bigote y trenza ocultos tras un biombo lacado. Como tampoco existiría sin ciertos viajes, ciertas personas y sin las obras que me hicieron enamorarme de la literatura china: el Zhuangzi, el Daodejing, el Viaje a Occidente, el Sueño en el pabellón rojo, el Shanhaijing, los Cuentos de Liao Zhai, la poesía de Li Shangyin, Li Qingzhao o Bai Juyi…  

Ahora que saben que en el origen de mi amor por China está el wushu y el pulp más popular y plebeyo, espero no ofender a ningún mandarín si, de vez en cuando,  entre un fragmento de Han Fei  o un poema de Han Shan se me cuela el diabólico doctor Fu Manchú o  el Maestro de los Dedos Rotos. En esta segunda y esperemos que más fructífera etapa, además de reseñas voy a introducir textos que, si el tiempo y mi constancia lo permiten, irán conformando mi pequeña  antología de la literatura china. En muchas ocasiones, ofreceré dichos textos en lengua original, pinyin y castellano. Confío en que resulte útil para los estudiantes de chino que se asomen a curiosear por aquí . 

He querido regresar con un fragmento del Zhuangzi, uno de mis libros de cabecera, una obra inagotable, inclasificable, transgresora, desbordante, por la que jamás me canso de perderme.   Sin duda, hablaremos del Zhuangzi con frecuencia. Hoy, para seguir con el tono ligero de esta entrada y para quitar las telarañas y el polvo que ha acumulado el blog durante tan largo abandono, me despido con dibujos animados. 






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